El corset, también conocido como corsé, es una prenda utilizada para estilizar y moldear la figura femenina de una forma deseada por razones estéticas o médicas; puede ser mientras se lleva o por un tiempo posterior.

Los primeros corsés se encuentran en las civilizaciones antiguas de Creta y Micenas, pero en el resto de Occidente aparece en el siglo XVI, al popularizarse su uso en la corte de los Medici. Su propósito inicial era conseguir un torso cónico, rígido y estilizado para las damas de la aristocracia y la nobleza. Estos primeros «corsés» se hacían en su totalidad en metal, eran totalmente rígidos y por tanto limitaban la movilidad.

Tras la Revolución francesa (1789-1799), el corsé cae en desuso al considerarse una opresión para la mujer, al igual que las medias, zapatos, pelucas y calcetas. Además era odiado por Napoleón Bonaparte, considerándolo como «el asesino de la raza humana», debido a que algunos creían que causaba los abortos naturales y el descenso de la tasa de natalidad; a pesar de que sus dos esposas lo usaban, pero a partir de 1820 resurge y vuelve a usarse de forma común.

Ya en el siglo XIX, con la Revolución Industrial, se vuelve más accesible. Llega a ser una prenda de culto popular, llegándose a considerar como una disciplina en torno a mediados de siglo, cuando alcanza su máximo apogeo.

El corsé es y ha sido una prenda objeto de polémicas a lo largo de la historia. Actualmente en el ámbito del fetichismo es considerada como un icono.

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