Las glándulas mamarias son órganos que, en todos los mamíferos, producen leche para la alimentación de sus crías, durante las primeras semanas o meses de vida de estas. Son un tipo de glándulas exócrinas, puesto que vierten su contenido al exterior a través de conductos.

La glándula mamaria consta de dos elementos fundamentales: los acinos glandulares, donde se encuentran las células productoras de leche; y los ductos, que son un conjunto de estructuras tubulares y huecas, ramificadas en forma de árbol, que confluyen progresivamente formando estrcuturas cada vez más y más gruesas, hasta terminar en uno de los doce a dieciocho conductos centrales, los llamados galactóforos.

Los alvéolos o acinos de la glándula mamaria están formados por células epiteliales secretoras, y rodeados por células mioepiteliales. Estas últimas no solo hacen de sostén y barrera, también son capaces de realizar contracciones que ayudan a mantener el flujo de la secreción.

Los alvéolos se reúnen formando grupos llamados lóbulos, y cada uno de estos lóbulos posee un "ducto galactóforo", que drena en los orificios del pezón. La leche es impelida desde los alvéolos, a través de los ductos lactíferos, hacia el pezón, donde se almacena en engrosamientos llamados "senos galactóforos". A medida que la cría comienza a succionar se inicia el "reflejo hormonal de relajación" y la leche es segregada.

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