También conocido con el nombre de tomate de árbol, el tamarillo pertenece a la familia de las Solanáceas y es muy similar al tomate, pero de forma más ovalada. Su rango nativo no está resuelto. Las subpoblaciones putativas silvestres son pequeñas, en áreas restringidas de Argentina y Bolivia. Se cultiva en los Andes, sur de Europa, África, Nueva Zelanda.

Crece en climas propios del bosque húmedo montañoso con temperaturas que se encuentran entre los 13 y 24 °C, en ambientes donde la precipitación ronde los 600 y 1500 mm anuales; Así mismo en altitudes que se encuentre entre los 800 a 2800 msnm. Es muy sensible a las bajas temperaturas, vientos de gran intensidad y sequías.

El tamarillo ofrece un sabor dulzón y tiene una pulpa jugosa repleta de unas semillas negras (que también son comestibles). Con esta fruta se elaboran mermeladas, zumos y batidos, combina muy bien con otras frutas para preparar macedonias o ensaladas, y es el compañero ideal de quesos y yogures. Tiene alto contenido de vitaminas (principalmente, C y A) y hierro, y también posee calcio y magnesio, y es bajo en calorías.

La planta es un árbol de crecimiento rápido que crece hasta 5 metros. El pico de producción se alcanza después de 4 años. Las hojas son grandes, simples y perennes, y tienen un fuerte olor acre. Las flores son de color blanco-rosado, y forman grupos de 10 a 50 flores. Producen de 1 a 6 frutos por racimo.

Más información: www.lavanguardia.com