La piedra de los doce ángulos es uno de los símbolos de la ciudad de Cuzco, en Perú. Es diorita verde, una piedra muy usada en las construcciones incas. Destaca por la perfección de sus características: su inmensa estructura poligonal de seis toneladas encaja perfectamente con las piedras que la rodean. En sus bordes no es posible introducir una aguja.

A pesar de que en el mismo lugar hay otras piedras de hasta trece y catorce ángulos, ninguna posee la perfección de esta famosa piedra. Se dice que si se retirara, se vendría abajo toda la construcción que sustenta. Este atractivo es considerado Patrimonio Cultural de la Nación del Perú.

La piedra se halla en la calle Hatun Rumiyoq (piedra grande en quechua), como parte de la construcción donde actualmente se asienta el Palacio Arzobispal y el Museo de Arte Religioso del Cusco.

El Palacio Arzobispal, fue en otro tiempo residencia de Inca Roca, el sexto gobernante del Curacazgo del Cuzco, hace más de 500 años. Su descendencia continuó viviendo en este palacio hasta que el imperio se expandió.

Como la piedra de los doce ángulos se encuentra en una calle pública, no se cobra por acercarse a contemplarla. Se puede hacer a cualquier hora del día, pero siempre con respeto. No está permitido tocarla.

En la madrugada del 8 de marzo de 2014, dos ciudadanos chilenos le pintaron con aerosol rojo unas iniciales "JHK" de 40 centímetros. Los especialistas intentaron restaurarla, pero la pintada nunca se pudo limpiar del todo.

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