Elegía es una palabra que viene del latín y que a su vez lo recoge del griego, concretamente de la palabra elegos, que podríamos traducir como canto triste o melancólico. Fueron los poetas griegos y luego los romanos quienes escribieron elegías e inicialmente estaban formadas por una métrica fija, que podían ser hexámetros o pentámetros.

Su lamentación suele tener relación con la muerte, por ejemplo con el fallecimiento de un ser querido. En este sentido, el poema elegíaco es un homenaje póstumo a la persona fallecida (como " Las coplas a la muerte de su padre " de Jorge Manrique, "La elegía a Ramón Sijé" de Miguel Hernández o "Elegía ininterrumpida" del poeta mexicano Octavio Paz).

En la elegía no siempre el lamento tiene relación con la muerte, pues se aborda igualmente el tema del paso del tiempo, el desamor, la melancolía o algún aspecto doloroso de la existencia humana.

Si bien este subgénero de la lírica forma parte de la literatura universal y ha tenido relevancia en épocas tan dispares como la Edad Media, el Renacimiento o la época contemporánea, es en el ámbito de la cultura grecolatina donde adquirió su máximo esplendor. Hay que recordar que la civilización romana es culturalmente heredera del legado de los griegos y la elegía es un claro ejemplo de dicho legado.

La tradición de la poesía elegíaca fue cultivada por Ovidio, Propercio y Tíbulo entre los autores romanos y Calino de Efeso y Solón de Atenas entre los griegos.

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