Un mortero es un utensilio compuesto de un recipiente cóncavo y una ‘maja’, ‘maneta’, ‘macilla’ o mano, para majar o aplastar los alimentos o distintas sustancias.

La fabricación de utensilios líticos como morteros estuvo asociada directamente al pasaje de la forma de vida basada en la agricultura y la ganadería, en la etapa conocida como revolución neolítica, aunque existen registros anteriores datados en el paleolítico superior.

Los más antiguos elementos líticos destinados a la molienda de semillas se hallaron en el área de la cultura kebariense y en mayor número en la natufiense (en Próximo Oriente), en un rango cultural entre el 12000 y el 10500 a. C.

Los morteros no han tenido modificaciones estructurales fundamentales a través de los siglos, excepto en su tamaño, la presencia de un pico aguzado para verter el producto molido, el mayor o menor espesor de las paredes en relación con el tamaño total y la presencia o no de decoraciones externas.

Instrumento tradicional del arte culinario, el mortero continúa usándose para hacer guacamole o pesto, o para triturar especias y aditivos para las ensaladas.

Además de usarse en la cocina, los morteros permiten mezclar los diversos ingredientes de una prescripción médica, hasta el punto de ilustrar muchas iconografías relacionadas con el oficio de boticas y las artes alquímicas. En los usos que se hace de este instrumento dentro de la farmacia se suelen encontrar morteros elaborados de porcelana.

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