La piedra de luna es una variedad de la adularia, perteneciente al grupo de los feldespatos, cuyos mejores ejemplares proceden de Ceilán, Sri Lanka, pero con presencia también en las pizarras cristalinas de los Alpes y el Vesubio. Califica un 6-6.5 en la escala de dureza. Es una piedra muy utilizada en la joyería debido a que es costosa y difícil de hallar.

Con el mismo nombre se alude también a diversas variedades de minerales feldespatos, el más empleado en joyería es la oligoclasa —de composición química casi igual a la de albita—, que pulida en cabujón se emplea como gema preciosa. Físicamente tiene un toque tornasolado y de color blanco.

Las piedras lunares siempre se han considerado piedras de la suerte y se tienen en alta estima en Oriente. Los asiáticos dicen que hay un espíritu vivo en la piedra, ya que al girarlo de un lado a otro, se puede ver que el espíritu se mueve. Supuestamente, si uno se pone una piedra lunar en la boca bajo la luz de la luna llena, predecirá si la vida amorosa del propietario será feliz o infeliz. Se pensaba que una piedra lunar colocada debajo de la almohada usada mientras dormía inducía sueños del futuro y se dice que un sueño sobre la piedra lunar indica que el peligro acecha.

Hay muchas creencias en el poder de la piedra lunar para generar positividad en la vida. La piedra es considerada como un gran regalo para los amantes, ya que supuestamente despierta amor y pasión.

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