El nombre calcáneo designa a uno de los siete huesos de la parte posterior del pie (los tarsos), concretamente, al que da forma al talón. Es corto, asimétrico e irregular, pero por su peso y sus diámetros se clasifica como el mayor de los huesos del pie.

Consta de seis caras o lados: superior e inferior, anterior, posterior y dos laterales. La cara superior se articula con el hueso astrágalo (el que une la pierna con el pie), y la cara anterior con el hueso cuboides.

El calcáneo constituye el primer punto de apoyo del pie durante la marcha, situándose en una de las zonas peor irrigadas del cuerpo y protegido por una almohadilla de grasa plantar, formada por capas de tejido adiposo y tejido fibroso, cuya función es amortiguar la pisada.

Además, el hueso calcáneo es fundamental para mantener el cuerpo en equilibrio vertical, gracias a los músculos que se adhieren a él. Posibilita la flexión del pie, evita las torceduras del tobillo, da estabilidad a la pierna e incluso facilita la flexión segura de la rodilla.

La posición del calcáneo en relación al astrágalo y al suelo determinan la orientación de la parte posterior del pie. Si presenta una desviación importante, puede inducir a distintas enfermedades del aparato locomotor y contribuir a que aparezcan alteraciones de la marcha normal fisiológica, con consecuencias clínicas importantes tanto a nivel de pie como a nivel del miembro inferior: dolor, sobrecargas, aplanamiento, fatiga muscular, juanetes, etc.

Más información: es.wikipedia.org