La danza es el sistema de comunicación animal que tienen las abejas obreras.

En su baile de tambaleos, una abeja melífera transmite la posición de la fuente de alimento de la que acaba de regresar, en términos de su distancia y dirección con respecto al nido.

En el baile, que se realiza en la superficie vertical del panal, la abeja se mueve en una serie de bucles alternados de izquierda y derecha, trazando una figura de ocho. Al final de cada bucle, la abeja entra en una fase de “meneo” en la que agita rápidamente el abdomen de un lado a otro.

El ángulo entre el eje del movimiento y la dirección vertical representa el ángulo entre el sol y la dirección en la que una abeja debe volar para encontrar la meta. La duración de la fase de meneo es proporcional a la distancia entre la fuente de alimento y la colmena.

La abeja bailarina, transmite información sobre la ubicación de la fuente de alimento a sus compañeros nidificantes de esta manera altamente simbólica, con la dirección vertical hacia arriba representando la dirección del sol.

Otras abejas, siguiendo de cerca al bailarín, son capaces de recoger esta información de navegación, y algunas de ellas son convencidas lo suficiente por el anuncio para buscar la fuente de alimento para sí mismas.

Si los nuevos reclutas encuentran la fuente de alimento, también realizan el baile de los tambaleos.

Karl R. von Frisch, estudió y descubrió el mecanismo, fue galardonado con el Premio Nobel de Fisiología o Medicina en 1973.

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