Durante 13 días en octubre de 1962, Estados Unidos y la Unión Soviética se enfrentaron cara a cara en una disputa diplomática que casi termina en una guerra nuclear.

La crisis de los misiles cubanos fue precipitada por la colocación de misiles nucleares por parte de la Unión Soviética en Cuba. El presidente John F. Kennedy reaccionó con un equipo militar ofensivo que fue enviado a Cuba.

Cuando terminó la crisis, la Unión Soviética acordó retirar sus misiles de Cuba y en un acuerdo secreto separado, Estados Unidos había acordado retirar sus misiles nucleares de Turquía. Sin una "línea directa" entre Washington y la Unión Soviética en 1962, las negociaciones fueron difíciles y complejas, con mucha desconfianza por ambas partes.

No fue sino hasta un acuerdo en la noche del 27 de octubre que los dos países se alejaron del borde de la guerra nuclear. Ese último día de negociaciones estuvo plagado de varios eventos inesperados que casi terminan en tragedia. Ese día a partir de entonces se llamaría Sábado Negro.

El 29 de octubre el mandatario soviético Nikita Jrushchov envió a Fidel Castro un informe comunicando los términos del acuerdo que soviéticos y estadounidenses ya habían concluido sobre Cuba. La Conferencia de Helsinki de 1973-1975 fue muy importante para la posterior distensión entre la Unión Soviética y los EE. UU.

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