La etimología de exorcismo nos lleva al latín tardío 'exorcismus', que a su vez deriva del vocablo griego 'exorkismós'. El concepto hace referencia al ritual que se lleva a cabo con el objetivo de alejar al demonio.

Así, el exorcismo es la práctica religiosa o espiritual realizada contra una fuerza maligna, utilizando diversos métodos cuyo fin es expulsar, sacar o apartar a dicho ente de la persona, objeto o área que se encuentra poseída por la entidad maligna, quien somete y controla al poseído. Estos entes, dependiendo de las creencias de los implicados, pueden ser demonios, espíritus, brujos, etc. El objeto de la posesión puede ser una persona o animal, objetos e incluso lugares como pueblos o casas (poltergeist).

El exorcismo, en el sentido amplio de «exorcismo de fuerzas malignas o exterminación de los espíritus malignos mediante ritos y oraciones solemnes», y otras prácticas similares se han practicado en diversas sociedades del mundo desde la antigüedad hasta la época actual.

Hay evidencia de rituales de exorcismo de espíritus dañinos y demonios en el Antiguo Oriente Próximo, el Antiguo Egipto,​ en el helenismo y en diversas prácticas chamánicas.

En Mesopotamia, los sacerdotes 'mašmāšu' o 'ašīpu' se encargaban de exorcizar los espíritus malignos que supuestamente causaban enfermedades y de los rituales de purificación.

En la práctica cristiana, la persona que realiza el exorcismo, conocida como exorcista, suele ser un miembro de la Iglesia cristiana.

Más información: es.wikipedia.org