La Armada Imperial Japonesa (IJN, por sus siglas en inglés), al inicio de la Segunda Guerra Mundial, en 1941, era la armada más poderosa del mundo.

Japón, como el Reino Unido, era una nación insular que se vio obligada a importar petróleo y otras materias primas del exterior. Esta vulnerabilidad mostró a Japón la importancia de construir una gran armada para mantener sus rutas marítimas y asegurar esos recursos necesarios.

La IJN estaba magníficamente armada y entrenada. El comienzo de la guerra vio a Japón con diez portaaviones, con 1.500 de los mejores pilotos de portaaviones del mundo. Tenía doce acorazados, incluida la poderosa clase Nagato, y muchos cruceros modernos, destructores y submarinos.

Tenía los mejores aviones de caza para portaaviones del mundo, el Zero-Sen, y excelentes bombarderos de torpedos, bombarderos en picada e incluso aviación terrestre.

Al final de la Segunda Guerra Mundial, la Marina de los EE. UU. se convirtió en la armada más poderosa del mundo.

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