Corsario (del latín cursus, «carrera») era el nombre que se atribuía al que practicaba la guerra de Corso (navegación), y el término podía referirse tanto a los marinos como a los buques, ya sean de las armadas o de particulares, quienes adquirían la condición militar en virtud del permiso concedido por un gobierno en una carta de marca o patente de corso.

Los corsarios saboteaban el tráfico marítimo de las naciones enemigas de ese gobierno, generalmente hundiendo sus naves y, en algunas ocasiones, saqueando o secuestrando en sus puertos.

La diferencia teórica entre un pirata y un corsario radica en la legalidad de sus actos. Ambos grupos se dedicaban a saquear barcos, pero los piratas o filibusteros lo hacían violando las leyes por beneficio propio, contra cualquier enemigo, mientras que los corsarios lo hacían sólo en tiempos de guerra y bajo el permiso de un gobierno incorporado a su pabellón naval, que se lo otorgaba para acabar con el tráfico marítimo y así debilitar a la nación enemiga. Entre los Corsarios mas famosos cabe destacar a Francis Drake, quien fue y sigue siendo una figura controvertida. Fue considerado como un pirata por las autoridades españolas, mientras en Inglaterra (quién le otorgó la patente de corso) se lo honró como héroe, siendo nombrado caballero por la reina Isabel I en recompensa por sus servicios a la Corona inglesa.

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