Workaholic es un anglicismo que se traduce por trabajólico, laboradicto, trabajoadicto, ergómano o ergomaníaco. Un ‘workaholis’ tiene como centro de su vida su trabajo y resta importancia a todo lo demás. Su incapacidad para desconectar acaba poniendo en riesgo su salud de forma gradual.

Los síntomas más habituales que presenta son:

• Cognitivos: ansiedad, irritabilidad, depresión, malestar, preocupación constante…

• Fisiológicos: insomnio, estrés, aumento de la presión arterial…

• Conductuales: fuerte necesidad de control, planificación extrema, alejamiento del entorno social…

Tiene pocas relaciones sociales, por lo que recurre al trabajo para refugiarse de sus problemas personales. Es el primero en llegar al trabajo y el último en irse. No disfruta de su tiempo libre, si se permite tenerlo… O bien dedica sus ratos de relax a pensar en el trabajo. Sus conversaciones giran en torno a un único tema: el trabajo. En casos extremos llega a renunciar a sus vacaciones por permanecer trabajando.

Lo positivo de esta dedicación exclusiva al trabajo son las consecuencias laborales. El jefe y sus compañeros ven en él un referente laboral, por ser el que más horas dedica, el que más implicado y motivado… Y al final, todo ello tiene su recompensa: ascenso, poder o remuneración.

Pero ese reconocimiento refuerza la conducta adictiva y dificulta mucho que deje de serlo porque cree qué si con su comportamiento tiene recompensa, ¿por qué tendría que dejar de hacerlo?

Más información: lamenteesmaravillosa.com