El bufón es una formación geológica propia de zonas costeras. Se trata de una chimenea natural abierta en un acantilado, que está comunicado con simas marinas.

Cuando la mar está en pleamar, el agua choca con fuerza contra los acantilados y sube a través de estas chimeneas, saliendo despedida hacia arriba por el hueco a modo de géiser y produciendo un sonido característico.

La erosión puede llegar a crear grandes cuevas subterráneas donde se acumulan agua y aire, que bajo ciertas circunstancias, se comprimen y acaban saliendo al exterior con una fuerza descomunal. Algunos bufones pueden llegar a alcanzar los 30 m de altura y ser audibles a más de 20 km de distancia.

No se pueden llamar géiseres marítimos, porque la salida de agua a presión no se debe a un fenómeno volcánico, sino a un proceso de erosión litoral en rocas de origen volcánico.

Los términos bufadero y bufón derivan de bufido, sonido que produce un animal cuando está enojado. El agua al salir parece soltar una especie de resoplido que se puede llegar a oír a considerables distancias.

Estas formaciones no se crean de manera solitaria, sino que forman campos con varios bufones, de diversa potencia cada uno.

Son típicos de la costa oriental asturiana, en donde las características geológicas son las adecuadas, materiales calizos del paleozoico, afectados por diaclasas y fracturas perpendiculares al mar, destacando los de Pría, Arenillas y Santiuste.

Algunos están catalogados como Monumento Natural.

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