La catedral de Santa María de Mediavilla de Teruel es una de las construcciones más características del mudéjar en España, y una de las escasas catedrales españolas, junto con la de Tarazona, construidas en este estilo.

Se caracteriza por aplicar en edificios cristianos elementos de estilo hispano-musulmán y de la albañilería de tradición andalusí.

La primitiva iglesia románica se levantó en el último cuarto del siglo XII y no fue hasta 1257 cuando empezó a erigirse la torre mudéjar. En la segunda mitad del siglo XIII, bajo la dirección del morisco Juzaff, se realizó el resto de la reforma mudéjar.

La torre, la techumbre y el cimborrio son Patrimonio de la Humanidad por la Unesco desde 1986.

El papel de Teruel es capital en los primeros momentos del mudéjar aragonés. Desde tiempo atrás en Teruel había una especie de castillo que venía a controlar el camino entre Córdoba y Zaragoza, pero no existía un núcleo de población.

Teruel se fundó en 1171, es una ciudad de nueva creación, y la repoblación de la zona se debe a la Corona de Aragón y a los insólitos privilegios con que se dotó a sus habitantes, gracias a que la ciudad poseía un fuero propio, específico para sus ciudadanos.

El esplendor de Teruel tiene lugar entre finales del s. XIII y mediados del s. XIV. Esta riqueza contribuye y explica el esplendor arquitectónico que la ciudad conoce en estos tiempos. El título de ciudad le fue concedido en 1347 por Pedro IV el Ceremonioso (1336-1384).

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