Los campos agrícolas siempre han sido objeto de veneración en todo el mundo y toman diferentes características según sea la idiosincrasia del pueblo respectivo. Este es un ejemplo del tipo de celebración que se impulsó en la Alemania en el ascenso del nacionalsocialismo al poder en la década de los 1930. Eran festivales realmente tumultuosos, donde los agricultores, junto con la población, daban gracias por los frutos obtenidos por la cosechas.

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