¿Se puede vender un país?

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La revista británica The Economist lo definió como "el rey de los estafadores". Y no es para menos, porque el escocés Gregor MacGregor se inventó un país ficticio en Centroamérica, le puso un nombre ficticio, Poyais, y perpetró una estafa con sus bonos de 1,3 millones de libras a principios del siglo XIX, el equivalente a unos 3.600 millones de hoy.

El principado de Poyais era un lugar fabuloso. En todos los sentidos. Situado en la costa de la actual Honduras, constituía un entorno privilegiado, protegido de los posibles invasores por pequeñas cadenas montañosas. Su tierra era tan fértil que las plantaciones de maíz producían tres cosechas al año en vez de la cosecha única —o dos, en condiciones muy excepcionales— que era posible obtener en otros lugares. El lucrativo tabaco crecía casi por sí solo. Abundaba el pasto para el ganado. La caza y la pesca eran tan abundantes que, en una única y ligera jornada, un hombre podía procurar el alimento semanal para toda su familia, y más. Los ríos y arroyos que discurrían por zonas agrestes llevaban consigo pepitas de oro. Había vetas de plata esperando a los más intrépidos. Una colonia británica, próspera pero insuficiente, apenas daba de sí para explotar todos estos recursos. Todo lo que Poyais necesitaba para convertirse en un enclave cardinal del Caribe era nuevos inversores y colonos.

En 1820, llegó a Londres junto a su esposa y allí se presentó como Príncipe y Cacique de Poyais. Aseguraba que este país situado en la Costa de Mosquitos, le pertenecía. Vendía el ficticio país como un lugar próspero, fértil y con abundante oro. Sus historias sobre el país eran la delicia de los círculos sociales. E incluso, MacGregor fue nombrado Sir por Jorge IV de Inglaterra.

Gregor comenzó a urdir su trama, hizo mapas, folletos publicitarios e incluso billetes de Poyais. Abrió oficinas de inmigración, allí, muchas personas acaudaladas compraron extensiones de terreno en el país. Y canjeaban libras por dinero de Poyais, también sacó acciones del país a Bolsa.

Billete de Poyais

En 1822 zarparon los primeros barcos hacia Poyais. Cuando ese mismo año llegaron a puerto,los primeros colonos se encontraron con la gran mentira de MacGregor. En 1824 la República de Colombia, declaró que no existía Poyais. Pero MacGregor, continuaba engatusando a la gente. Esta vez, en París, lugar donde se había refugiado. En 1825 los primeros franceses en llegar a Poyais, tuvieron la misma sensación que los ingleses llegados años atrás.

Aunque en 1827 MacGregor fue apresado en Londres, evitó el juicio. Y vivió de su riqueza en Francia durante unos años. En 1834 intentó llevar su fraude a Escocia. Pero, tras la muerte de su esposa en 1838 y su ruina económica, decidió volver a Venezuela. Allí, se le concede la nacionalidad y se le restaura su rango militar, por lo que tiene derecho a cobrar una renta. El 3 de diciembre de 1845 falleció en Caracas (Venezuela) Gregor MacGregor, el hombre que fue capaz de vender un país imaginario en Europa.