El 6 de noviembre de 1986, Ronald Reagan, el entonces presidente de los Estados Unidos, firmó la Ley de Control y Reforma de la Inmigración (IRCA) dando la legalización y un camino a la ciudadanía a cerca de 3 millones de inmigrantes, entre los que habían aproximadamente 1.3 millones de trabajadores del campo.

Reagan calificó a IRCA como una de las iniciativas legislativas más difíciles de la memoria reciente, pero también la ley sería una de las que, las generaciones futuras de estadounidenses estarían muy agradecidos.

Esta iniciativa del presidente republicano Reagan tenía como objetivo integrar a Estados Unidos a millones de familias inmigrantes, en su mayoría latinos, IRCA representó la última vez que demócratas y republicanos se unieron para permitir la legalización de indocumentados.

En 1986, la Cámara de Representantes estaba dominada por los demócratas, y el Senado por los republicanos.

Charles Kamasaki, consejero de la organización UnidosUS y autor del libro: Immigration Reform: The Corpse That Will Not Die (El cadáver que no morirá) de 2019, explicó que entre los muchos aspectos que contribuyeron a la aprobación de IRCA destacó que en 1986 había un amplio consenso sobre la necesidad de hacer algo en el tema migratorio.

Había además una atmósfera política más propicia para aceptar compromisos, que aunque ese año las divisiones ideológicas eran bastante similares a las de hoy, los dos partidos podían crear un frente común en temas de interés mutuo.

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