Los burros son conocidos por su característico rebuzno, un sonido más fuerte y prolongado que el relincho de los caballos. Esta vocalización única tiene varios propósitos, como la comunicación a largas distancias en su hábitat natural. El rebuzno de un burro puede escucharse a kilómetros de distancia, una adaptación que les ayuda a localizarse entre sí en la naturaleza y mantener conexiones sociales. A diferencia de sus parientes equinos, los burros son más vocales y tienen fama de ser tercos, un rasgo que se debe más a su naturaleza independiente que a la obstinación. Este rebuzno es un identificador clave de los burros, diferenciándolos de otros miembros de la familia equina como caballos, cebras y ponis.