El 12 de octubre de 1972, un avión perteneciente a la Fuerza Aérea Uruguaya partió de Montevideo con 5 tripulantes y 40 pasajeros, en vuelo a Santiago de Chile. En el vuelo viajaba un equipo de rugby de exalumnos del Colegio Stella Maris.

Ese día se registraba un frente de inestabilidad en todo el sector de la cordillera central. Luego de una escala en Mendoza, República Argentina, forzada por las condiciones climáticas, el avión continuó vuelo el viernes 13 de octubre por la tarde. Un error de navegación, inducido por un cambio brusco en la dirección y velocidad del viento, hizo que se apartasen de la ruta prevista, desviándose hacia el noreste.

El desvío, en medio de la falta de visibilidad, los llevó a chocar contra peñascos de la cordeillera, situados a 4200 msnm. En el choque, el avión perdió sus dos alas y la cola con el estabilizador vertical.

Lo que quedó del fuselaje continuó resbalando por una ladera empinada hasta detenerse en un banco de nieve.

De las 45 personas en el avión, dieciocho murieron en el accidente o poco después (entre ellos los 5 tripulantes). Los 27 restantes tuvieron que enfrentarse a duras condiciones ambientales (-25 a -42 °C) de supervivencia en las montañas congeladas, aún en plena época de nevadas, en medio de la primavera austral. Once personas más morirían antes de que los 16 sobrevivientes fuesen encontrados y rescatados 72 días después de la caída del avión.

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