Dinamarca quiso homenajear a uno de sus escritores más célebres: Hans Christian Andersen, nacido en Odense en 1805, aunque pasó la mayor parte de su vida en Copenhague, donde se mudó en un principio para probar suerte como cantante de ópera. Sin embargo, su futuro estaba en otro lado: la literatura. El patito feo, El traje nuevo del emperador o Pulgarcito son muestras de ello.

El Estado de Dinamarca eligió para dicha ocasión realizar una escultura de La Sirenita, otro cuento célebre de Andersen. La estatua, instalada de forma permanente en Langelinie (boulevard a la orilla del mar en Copenhague) en el 23 de agosto de 1913,​ fue encargada en 1909 por el empresario cervecero Carl Jacobsen, hijo del fundador de Carlsberg, y donada a la dicha ciudad de Copenhague.

En el cuento de Andersen la protagonista se enamora del príncipe Eric y sueña con tener piernas. No obstante, difiere bastante del personaje que nos presentó Disney, pues el estudio de cine suavizó muchos aspectos de la historia y omitió otros, como el suicidio de la protagonista al perder a su amado.

La Sirenita es el monumento más simbólico y fotografiado de la capital de Dinamarca. Realizada en bronce fundido y espera cada día sobre una roca que se adentra en el mar a que los turistas vayan a admirarla.

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