La poderosa familia rusa tuvo uno de los momentos de mayor felicidad en 1904 cuando se confirmó que la zarina Alejandra Fiodorovna estaba esperando un varón. Era el heredero que el zar Nicolás II esperaba después de tener cuatro hijas.

Para el bautizo del zarevich (terminó otorgado al heredero a la corona rusa), se hizo gala de todo el lujo y la ostentación de una de los monarquías más pomposas. El recién nacido lucía sobre una manta bordada en oro y recibió el nombre de Alekséi Romanov, con los títulos de zarevich, gran duque de Rusia y alteza imperial.

En marzo de ese año, al producirse la Revolución de Febrero, su padre abdicó en su favor, pero enseguida se retractó y renunció en favor de su hermano Miguel IV de Rusia, ya que no se le daban más de seis años de vida debido a su enfermedad. Aún existen especulaciones sobre si el zarévich sufría de hemofilia o de porfiria.

Su madre intentó aliviar sus padecimientos mediante consultas a Rasputín, que se convirtió en el principal curandero del zarévich, y que hizo valer esta situación para sus posteriores influencias.

En agosto de 1917, fue exiliado con sus padres y hermanas a Siberia. Todos fueron asesinados por los bolcheviques en la madrugada del 17 de julio de 1918. El joven se encontraba sentado en las rodillas del zar cuando este fue ejecutado, y tras ser descubierto con vida, fue rematado de un disparo en la cabeza por el ejecutor de su padre.

Más información: es.wikipedia.org