Después de pertenecer a la Juventud Hegeliana, Karl Marx (1818-1883) acabó oponiéndose al idealismo de Hegel y a su teoría de que existe una racionalidad que guía el recorrido hacia la autoconciencia del espíritu universal.

Escribió su tesis doctoral, "Diferencia de la filosofía de la naturaleza en Demócrito y Epicuro", que terminó en 1841. En ella defendía en especial el ateísmo de Epicuro, un filósofo griego opuesto a la creencia en un dios, lo que motivó que fuese polémica. En ella ya defiende un materialismo dialéctico en el que son los cambios en la infraestructura, es decir las condiciones materiales, los que son decisivos; de esta forma, las fuerzas económicas son las que impulsan la sociedad hacia adelante y definen la superestructura, el andamiaje ideológico. Es conocida su tesis de que no es la conciencia la que determina la vida, sino la vida la que induce la conciencia.

En "Tesis sobre Feuerbach" insistirá en la idea que "los filósofos no han hecho más que interpretar de diversas maneras el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo". Es su filosofía, por tanto, una filosofía de praxis con la finalidad de modificar el mundo.

Para Marx, el cambio solo se puede producir por la revolución, resultado de un cambio en la base de la sociedad, es decir cuando las fuerzas productivas, la tecnología, entran en contradicción con las viejas relaciones de producción, división del trabajo y propiedad de los medios de producción.

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