El libro a los Hebreos 12:2 dice: "puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio y se sentó a la diestra del trono de Dios".

La senda de la fe es un camino por el cual anduvieron muchos de los seguidores de Jesús y uno de ellos fue Pedro cuando abandonó la barca y comenzó a caminar por las aguas.

En el libro de Mt 14:22/36 encontramos la historia de cuando Jesús anduvo sobre el mar y Pedro caminó sobre las aguas, justo antes de esto Jesús había alimentado a una multitud y despidiéndose de ella hizo subir en la barca a sus discípulos e ir delante de Él a la otra ribera, mientras tanto “subió al monte a orar aparte y cuando llegó la noche, estaba allí solo”. Jesús en la bendita obra de la intercesión, aún hoy Él intercede por nosotros.

Mientras tanto, los discípulos estaban siendo sacudidos por el viento, las olas, el mar, pasando por profundas pruebas, en ausencia de Jesús, quien nunca los perdió de vista siquiera por un momento, nunca apartó sus ojos de ellos.

Y cuando los discípulos se acercaban al límite de sus posibilidades, sin saber qué hacer, Jesús se hace presente para aliviarlos, calma el vientos, el mar y los lleva a un puerto seguro.

Centrémonos en Pedro, él dejó la barca ante el llamado de Cristo, él abandonó todo y se echó a caminar sobre el tempestuoso mar, en pos de una senda ubicada por encima de los límites de la Naturaleza, ésta es la senda de fe.

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