En la mitología griega y romana, Hércules (o Heracles), el más fuerte de todos los hombres, llegó a los confines del mundo buscando la isla de Eritrea, donde tenía que llevar a cabo uno de los últimos trabajos encargados por el rey Euristeo, la captura de los toros de Gerión.

Durante su periplo se encontró multitud de obstáculos que remontó con la mayor celeridad posible, entre ellos se halla la creación del Estrecho de Gibraltar, al separar dos grandes rocas que obstruían su paso hacia la isla de Eritrea.

Hércules separó las dos extensiones de tierra que formaban Europa y África con sus propias manos para poder acceder a la isla situada en las proximidades de San Fernando (Cádiz), colocando a ambos lados unas columnas como símbolo del fin del mundo conocido por el hombre.

La columna norte la sitúa en el Monte Calpe, que equivaldría al Peñón de Gibraltar; con respecto a la columna sur o Abyla, existen contradicciones para su ubicación, hay una versión que la sitúa en el Monte Hacho en Ceuta y otra que la ubica en el Monte Musa en Marruecos.

El estrecho de Gibraltar es el lugar por donde se produce la unión natural de dos masas de agua: el mar Mediterráneo y el océano Atlántico y la separación entre dos continentes: Europa y África. Incluso geológicamente, el estrecho representa la fisura de las dos placas tectónicas: la Euroasiática y la Africana. Es una de las vías de navegación más importantes del mundo al dar acceso al océano Atlántico y el mar Mediterráneo.

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