El ábaco se define como una calculadora antigua que fue utilizado como un dispositivo de conteo mecánico para realizar operaciones matemáticas simples. Consistía en un marco de madera que se fabricaba con filas horizontales de varillas, a lo largo de la cual se deslizaban pequeñas cuentas. Su nombre deriva del hebreo ibeq, que significa “borrar el polvo”, o del griego abax, que significa “tablero cubierto con polvo”, lo que indicaría que los primeros artefactos usados por los babilonios los construían con arcilla. Si bien se desconoce el nombre de su inventor, hay evidencias en excavaciones que indican su existencia en el antiguo imperio de Mesopotamia aproximadamente en el año 3000 antes de Cristo.

Hay una creencia común que los chinos inventaron el ábaco pero el primer ábaco chino fue inventado cerca del 500 antes de Cristo y se desarrolló aún más, o se hizo famoso su uso, durante la Edad Media de China, en la dinastía Ming (1368-1644).

La línea más baja representaba unidades, la segunda línea decenas, la tercera centenas de línea, etc. y servía para efectuar sumas, restas, multiplicaciones y divisiones. Con el tiempo su uso se hizo más sofisticado y permitió realizar operaciones aritméticas más complejas como extraer la raíz cuadrada y raíz cúbica de los números. El filósofo romano Boecio escribió un libro sobre geometría, en el que dedica un capítulo al uso del ábaco utilizando una cuenta que tuviese los dígitos del 1 al 9.

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