Tamara de Lempicka nació en Varsovia, Polonia (1898), rodeada de lujos y con una esmerada educación. En 1918 se casó con Tadeuz Lempicki y procrearon a su única hija, Kizette. Más tarde se mudaron a París.

Ahí desarrolló su creatividad, con un estilo centrado en la figura humana, donde confluye el cubismo con el art déco y se nota el amor por Ingres, Boticelli y los pintores manieristas. Fue la retratista más reconocida de su generación y sus desnudos despertaron el interés de los museos y coleccionistas. Picasso la apapachaba, Dalí coincidía con su extravagancia, Jean Cocteau la adoraba, otros pintores y críticos consideraban su pintura como un asunto frívolo y decorativo.

Su pintura más célebre, el "Autorretrato en un bugatti verde", de 1929, la representa cabal: bella, desafiante, independiente, al volante del lujoso auto, en un claro homenaje a Isadora Duncan, la bailarina que murió estrangulada por su larga chalina.

En 1929, Tamara se divorció del barón Lempicki y en 1934 se casó con Roul Kuffner, con quien se mudó a EE. UU. y se integró al jet set neoyorkino, pronto se convirtió en un ícono de la moda y prototipo de la diva arrogante y rebelde.

Su vida social incluía fiestas, adicción a la cocaína y amoríos, entre sus amantes se cuentan el rey Alfonso XIII, el poeta Gabriel D'Annunzio, las actrices Greta Garbo y Rita Hayworth y numerosos aristócratas.

Murió en 1980 en Cuernavaca, por voluntad expresa, sus cenizas se esparcieron sobre el volcán Popocatépetl.

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