La República China fue instaurada en 1911, con un grave conflicto interno, que consistía en la lucha entre dos bandos de ideologías opuestas: por un lado, el partido nacionalista o Kuomintang; en la línea opositora Mao Zedong, líder del Partido Comunista chino,

China contaba con una economía agraria organizada bajo un rígido sistema feudal. Durante la Segunda Guerra Mundial, los japoneses invadieron China y ambas fuerzas internas en conflicto se unieron para enfrentar el peligro exterior.

Una vez finalizada la contienda mundial, las disputas internas continuaron, saldándose con la victoria comunista en 1949 y establecieron la República Popular China.

El Gran Timonel, como fue apodado Mao Zedong, trató de reconstruir la economía China, deteriorada por la Segunda Guerra Mundial, siguiendo el modelo del comunismo soviético, un plan conocido como “Gran salto adelante” con el que se quería lograr un excedente productivo, pero fracasó, lo que obligó a Mao Zedong a retirarse del poder.

Propició la "Revolución Cultural" para concienciar a la juventud sobre la adhesión al sistema, con el objetivo de recuperar el poder que había pasado a manos de Liu Shaoqi, jefe del estado, y a Deng Xiaoping, secretario general del Partido, contra quienes dirigió su ataque organizando ejércitos de jóvenes denominados "Joven Guardia Roja" logrando restablecerse en el mando del estado. A partir de 1965, China se apartó de la política soviética, acercándose al neocapitalismo más salvaje.

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