Una guerra no es solo una epidemia: es una enfermedad crónica del hombre, la inexplicable necesidad de escenificar el infierno sin más imaginación que la de incrementar el número de cadáveres. Especular sobre la vacuna o el remedio que pueda cicatrizar la herida más antigua de la humanidad está en manos de unos pocos; Alberto Méndez es un cirujano protector, una voz que se alza para dotar a la muerte y la derrota de su propio halo de dignidad.

Los girasoles ciegos es el único e imprescindible libro de Alberto Méndez como escritor. El reconocimiento literario le llegó a Alberto Méndez tarde y sin tiempo para saborearlo. Cuando se publicó Los girasoles ciegos en 2004, el escritor tenía ya 63 años y murió meses después. La concesión del Premio de la Crítica y el Premio Nacional de Narrativa fue a título póstumo.

Otra curiosidad del libro es que haya conseguido tanta trascendencia literaria en tan pocas páginas, poco más de centenar y medio. En ellas el autor relata cuatro historias, independientes pero vinculadas entre sí dos a dos por algunos personajes en común, que transcurren entre el período más duro de la posguerra. Cada uno de esos relatos son llamados por el autor "derrotas", lo que da cuenta del pesimismo que existe en todas ellas. Sus personajes son seres vencidos, que se encuentran en un camino que no tiene marcha atrás, una situación de desamparo y desorientación al que alude el título del libro, Los girasoles ciegos, que toma su nombre del último relato.

Más información: lapiedradesisifo.com