El siglo XIX es el de los maestros de la sospecha, según la expresión del filósofo Paul Ricoeur. Si Descartes no dudó de la conciencia del yo pensante y Kant introdujo la participación activa del sujeto en el proceso cognoscitivo, los tres maestros dela sospecha, Marx, Freud y Nietzsche, denunciaron que la conciencia humana es una conciencia falsa. El siglo XIX es también el siglo en que surge, en filosofía, el irracionalismo y el pesimismo de la mano de Schopenhauer, el existencialismo con Kierkegaard o el positivismo a través de Comte.

La filosofía de Arthur Schopenhauer (1788-1860) se caracteriza por dar primacía a la voluntad sobre el conocimiento. Adaptando el sistema kantiano, Schopenhauer sostiene que lo que percibo como mi cuerpo es, en realidad, mi voluntad, la cual pertenece al mundo real, y no al de los fenómenos.

Así, empleando el principio de individuación, llega a afirmar que mi voluntad es una y atemporal, y más aún, es la misma voluntad del universo, ya que la separación individual es tan solo una ilusión.

La voluntad, metafísicamente, es también la fuente de la maldad y el sufrimiento, algo que le conduce al pesimismo existencial. Al recomendar la abolición de la propia voluntad se aproxima mucho al ascetismo místico aunque rechaza todas las religiones sistematizadas; en este sentido considera el budismo la religión mas elevada y cercana mientras que del hinduismo recibió la influencia de Upanishads, "la lectura más valiosa en el mundo".

Más información: es.wikipedia.org