En la mitología griega, Artemisa o Ártemis, fue una de las deidades más veneradas, una de las más antiguas. Es la diosa helena de la caza, los animales salvajes, el terreno virgen, los nacimientos, la virginidad y las doncellas, que traía y aliviaba las enfermedades de las mujeres.

En la mitología griega clásica se dan diferentes versiones acerca del nacimiento de Artemisa, si bien todas coinciden en que era hija de Zeus y Leto, y la hermana melliza de Apolo.

Como joven virgen, Artemisa despertó el interés de muchos dioses y hombres, pero ninguno de ellos logró ganar su corazón.

A menudo se la representaba como una cazadora llevando un arco y flechas. Obtuvo su arco y sus flechas por primera vez de los Cíclopes, tras haberlos pedido a su padre. El arco de Artemisa también se convirtió en testigo del juramento de virginidad de Calisto. En el culto posterior, este se convirtió en símbolo de la luna creciente.

En Éfeso (Jonia, actual Turquía), su templo fue una de las siete maravillas del mundo antiguo. Fue probablemente el centro más famoso de su culto, aparte de Delos (una de las más pequeñas islas griegas de las Cícladas).

Algunos investigadores​ creen que su nombre y, de hecho la propia diosa, era originalmente pregriega.

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