El filósofo griego Tales de Mileto pasó mucho tiempo pensando en el vacío y la nada en 600 a.C aproximadamente.

Tales ciertamente creía que el Universo no podía haber venido de la nada. Pero va más profundo con la idea de que hasta pensar en nada la torna en algo. Tales decidió que sólo podías tener nada si no había nada siquiera para pensar en nada.

Aristóteles no creía que podía haber un vacío, porque un vacío sería uniforme, simétrico, no podría haber arriba o abajo, nada diferenciaría el frente y el fondo, o a los lados. Si te imaginas un objeto en esta nada, no se podría mover ni caer, porque el concepto de 'caer' no significaría nada. Estaría en un estado permanente de quietud, no podría haber movimiento.

Y, entre más pensaba Aristóteles en el vacío y la nada, más problemática se volvía.

Luego se preguntó: '¿podría ser algo el espacio vacío?' y decidió que no, porque si el espacio vacío es algo y pones algo en el espacio vacío tendrías dos algos en el mismo lugar, lo que para él era ilógico.

Entonces, Aristóteles concluyó que la naturaleza aborrece el vacío, que el espacio vacío no podía ser algo pero al mismo tiempo tampoco podía ser nada, de manera que si intentas pensar en el vacío estás pensando en algo que es inexistente.

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