La enfermedad de Hashimoto, también llamada tiroiditis de Hashimoto, es una enfermedad autoinmune. Esto significa que el sistema inmunitario, que generalmente protege el cuerpo y ayuda a combatir enfermedades, produce anticuerpos y ataca la glándula tiroides.

Al principio, los síntomas pueden no ser notados. Con el tiempo, la tiroides puede agrandarse, formando un bocio indoloro. Algunas personas eventualmente desarrollan hipotiroidismo con el consiguiente aumento de peso, fatiga, estreñimiento, depresión, pérdida de cabello y dolores generales. Después de muchos años la tiroides típicamente se reduce de tamaño.

Se cree que la tiroiditis de Hashimoto se debe a una combinación de factores genéticos y ambientales. Los factores de riesgo incluyen antecedentes familiares de la enfermedad y tener otra enfermedad autoinmune. El diagnóstico se confirma con análisis de sangre para detectar TSH (hormona estimulante de la tiroides), T4 (tiroxina) y autoanticuerpos antitiroideos. Otras condiciones que pueden producir síntomas similares incluyen la enfermedad de Graves-Basedow y el bocio nodular no tóxico.

La tiroiditis de Hashimoto se trata típicamente con levotiroxina. Si no hay hipotiroidismo, algunos pueden recomendar que no haya tratamiento, mientras que otros pueden tratar de reducir el tamaño del bocio.

La enfermedad de Hashimoto puede presentarse en cualquier persona, pero afecta con más frecuencia a las mujeres, y aquellas con los factores de riesgo mencionados.

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