Un serafín es un tipo de criatura celestial en el cristianismo y judaísmo. La tradición sitúa a los serafines en el mayor rango de la jerarquía angelical cristiana y en el quinto rango de diez de la jerarquía angelical judía.

Un pasaje seminal en el Libro de Isaías (Isaías 6:1-8) usó el término para describir a criaturas de seis alas que vuelan alrededor del Trono de Dios gritando "santo, santo, santo". Esta escena del trono, con su triple invocación de la santidad (una fórmula que sería conocida como trisagio), influyó profundamente la teología, literatura y arte posterior.

En la creencia cristiana, los serafines se caracterizan por el ardor y la pureza con que aman las cosas divinas y por elevar hacia Dios a los espíritus de menor jerarquía. Se les conoce como "las flameantes llamas del rayo", "rayos de fuego del amor" o "llamas ardientes". Cantan sin cesar la música de las esferas, regulan el movimiento de los cielos y son la vibración primordial del amor.

La iconografía cristiana representa a los serafines como seres alados, pero con la peculiaridad de poseer tres pares de alas, el primero de los cuales tapa su rostro, ya que, al ser los seres más bellos del universo, solo Dios tiene derecho a contemplarlos. Con el segundo par de alas vuelan y el tercero cubre sus pies, pues simbolizan así la eterna humildad y amor debidos solo a Dios. En el judaísmo se presentan como serpientes doradas con seis alas que tienen el poder de sanar.

Más información: mitologia.fandom.com