Son aquellas en las que resulta imposible extraer esencia de olor, ya que su rendimiento de extracción es insuficiente o simplemente inexistente.

A pesar de tener una fragancia apreciada y reconocible en la naturaleza, muchas flores y plantas son silentes o mudas para la perfumería, que no puede extraer de ellas moléculas con valor para trabajarlas en una fragancia: lilas, gardenia, clavel, lirio, amapola y helecho son algunos ejemplos.

Por ejemplo, para recrear la fragancia de la gardenia, los perfumistas combinan moléculas naturales y otras de síntesis –la mayoría de las veces no es suficiente emplear una única molécula para evocar el olor de una flor– como Methyl Anthranilate, que tiene acordes florales y afrutados y proporciona volumen a las esencias de gardenia.

Otro ejemplo lo encontramos en el lirio, que hasta ahora se reproducía mediante la nota sintética lilial, recientemente prohibida en la Unión Europea y que ya cuenta con una alternativa segura, gracias a la combinación de moléculas de laboratorio que reproducen la fragancia de dicha flor.

En el caso de la lila, existe una molécula sintética procedente de la química verde y biodegradable, capaz de reproducir la delicada fragancia de esta flor (Terpineol Normal

Más información: www.academiadelperfume.com