Para poder entender la clasificación estelar, hace falta observar tres factores: su clase espectral, su color, y su magnitud absoluta; analizamos la luz que emiten.

La mayor parte de las estrellas están clasificadas bajo el sistema de Morgan-Keenan, utilizando las letras O, B, A, F, G, K, y M, yendo de mayor a menor temperatura.

En el sistema de Morgan-Keenan, se añade la luminosidad a la estrella utilizando los números romanos, yendo desde el 0 hasta el VII, para poder distinguir así entre una estrella gigante de una enana.

Una estrella de tipo O es una estrella caliente blanco-azulada de tipo espectral O en el sistema de clasificación de Yerkes empleado por los astrónomos. Tienen temperaturas que exceden de los 30.000º Kelvin (K) y aparecen a la izquierda en el diagrama de Hertzsprung-Russell.

Las estrellas de este tipo son particularmente raras; solo un 0.00003% son estrellas de tipo-O. Pueden ser vistas cuanto más alejadas que las estrellas más débiles y dos de las 90 estrellas más brillantes vistas desde la Tierra son de tipo O.

Debido a la alta temperatura y la luminosidad, las estrellas de tipo O terminan sus vidas con bastante rapidez en violentas explosiones de supernova, resultando en agujeros negros o estrellas de neutrones.

Las estrellas de tipo O se encuentran típicamente en regiones de formación de estrellas activas, como los brazos espirales de una galaxia espiral o un par de galaxias que sufren colisión y fusión (como las Galaxias Antenas).

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