Un paraíso fiscal es un territorio o Estado que aplica un régimen tributario muy beneficioso para sus ciudadanos; tiene unos impuestos bastante bajos o inexistentes. También pueden beneficiarse de esta laxitud fiscal las empresas extranjeras no residentes pero que registren allí su domicilio.

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) ha establecido cuatro características básicas:

- La legislación del país no impone tributos o solo los impone de forma nominal.

- Falta de transparencia.

- Las leyes vigentes no permiten el intercambio de información fiscal con otros países.

- Se permite a los residentes beneficiarse de rebajas impositivas a pesar de que no desarrollen allí su actividad.

En torno a los paraísos fiscales existe todo un entramado empresarial (bancos, consultorías, bufetes de abogados y asesores fiscales) que se lucra de estas ventajas impositivas por medio de empresas pantalla o interpuestas.

La lista de los paraísos fiscales es larga:

Andorra, Anguila, Antigua y Barbuda, Curazao, Aruba, Bahamas, Baréin, Belice, Bermudas, Chipre, Dominica, Gibraltar, Granada, Guernsey, Islas Cook, Isla de Man, Islas Caimán, Islas Marshall, Islas Turcas y Caicos, Islas Vírgenes Británicas, Islas Vírgenes de los Estados Unidos, Jersey, Liberia, Liechtenstein, Maldivas, Malta, Mauricio, Mónaco, Montserrat, Samoa, San Cristóbal y Nieves, San Marino, San Vicente y las Granadinas, Santa Lucía, Seychelles y Vanuatu.

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