El pasado mes de agosto se descubrieron los restos de 250 personas, 100 de ellas menores de entre 15 y 17 años, en una foiba en Eslovenia. Un nuevo crimen que añadir a lo que se denomina colectivamente como la “masacre de las foibe”.

Las foibe son simas en torno a la ciudad de Trieste y en la antigua frontera de Italia con Yugoslavia, solo en la zona de Istria hay más de 1.700 y algunas alcanzan los 200 metros de profundidad.

Istria, Fiume y Dalmacia fueron incorporadas a Italia una vez concluida la Primera Guerra Mundial, eran territorios poblados por distintas comunidades, pero con una mayoría italiana en Istria y en zonas de Dalmacia. En 1947, con la firma del Tratado de París, pasaron a integrarse en Yugoslavia.

Esto dio lugar a una verdadera limpieza étnica, conocida como el éxodo istriano-dálmata, en la que se expulsó de sus tierras y hogares a unos 300.000-350.000 italianos.

Durante 4 años, los partisanos ejecutaron entre 5.000 y 10.000 civiles italianos. Las víctimas eran fusiladas o arrojadas vivas a las simas, o atados de dos en dos, solo uno recibía un disparo y ambos eran arrojados al interior.

La guerra fría hizo que las foibe fueron olvidadas. Hubo que esperar hasta marzo de 2004 para que las foibe fueran reconocidas oficialmente. Ese año el parlamento italiano estableció el 10 de febrero como “Día del Recuerdo” para recordar la tragedia de los asesinados en la masacre de las foibe y el éxodo istriano-dálmata.

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