El poblado del Puig de Sant Andreu d’Ullastret, fundado hace más de 2.500 años, es el más grande de los asentamiento íberos de Cataluña.

Sus habitantes, la tribu íbera de los indigetes, estuvieron en esas comarcas entre los siglos VI y el II a. C, aunque los trabajos de excavación han hallado restos de periodos anteriores, como útiles de sílex del Paleolítico y cerámicas del Calcolítico.

Además de cisternas y restos de templos, pueden verse las murallas defensivas que reforzaban la protección. Mucho más tarde, en época carolingia (Alta Edad Media) se construyó un castillo en la zona alta del poblado, cuyas ruinas son también visibles.

Se calcula que en su apogeo (siglos IV-III) llegó a albergar a más de 6.000 personas. La visita al yacimiento se complementa con la del Museo de Arqueología de Cataluña-Ullastret, que recoge las piezas extraídas en las excavaciones.

El yacimiento se encuentra en una pequeña colina desde donde se domina el paisaje suave. La ciudad se fundó en el siglo vi a. C. y desde finales de dicha centuria estaba dotada de una potente muralla, que todavía puede observarse en gran medida. A finales del siglo III a. C. la fortificación se amplió, duplicando casi su superficie. En el último tercio del siglo III a. C., coincidiendo con el inicio de la segunda guerra púnica, se hicieron otra vez reformas importantes en el sistema de amurallamiento.

Ullastret fue abandonado en el primer cuarto del siglo II a. C. No se saben los motivos.

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