La escultura Venus de Milo es una obra griega fechada en el período helenístico, aunque su estilo se corresponde con la estética predominante del período clásico. Fue descubierta en 1820 en la isla de Melos o Milo (según el griego moderno), de donde proviene su nombre.

La obra se encuentra actualmente en el Museo del Louvre, en París, el mismo lugar donde fue dada a conocer por primera vez al público. Hoy en día, es una de las esculturas más famosas de la Antigüedad Clásica, junto al Discóbolo de Mirón, La Victoria de Samotracia y Laocoonte y sus hijos.

Representa a una mujer con el torso desnudo, el cabello recogido y con un vestido ceñido a la cintura que cubre el pubis y sus extremidades inferiores. Salta a la vista el hecho de que la pieza perdió los brazos.

Construída en mármol blanco, mide 211 centímetros de alto y pesa 900 kilos.

La rodilla doblada, mientras está de pie, refuerza el contorno de sus formas. Se trata una vez más de la famosa disposición de contraposto, en la que el cuerpo distribuye su peso sobre una pierna que funciona como punto de apoyo, lo que permite que el conjunto adquiera una forma sinuosa.

Con esta posición, hombros y pelvis se inclinan inversamente. El manto drapeado que cubre a Venus, desde su zona púbica hasta los pies, está tallado con gran maestría creando relieves y movimientos. Sobresale del manto la pierna izquierda de la diosa. Ella encarna los valores de proporción, equilibrio y simetría que modelan nuestra cultura estética.

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