Existe una amplia gama de palos de golf, que se pueden clasificar en cuatro grandes grupos: maderas (para golpes largos), hierros (para golpes intermedios, golpes de aproximación y golpes delicados), putter (para embocar la bola en el hoyo una vez alcanzado el green) e híbridos (mezcla de maderas y hierros).

Las maderas son los palos con los que se puede colpear más fuertemente y lograr mayor distancia, aunque en la actualidad ya no son de este material, sino de acero o titanio.

Los hierros (en inglés 'iron') se usan para distancias entre 70 y 180 metros. Tienen una cabeza trapezoidal que raramente es hueca, si bien suele estar ahuecada por detrás. La abertura de la cabeza va de unos 20° a 45°, y la longitud de la varilla varía entre 35 y 39 pulgadas aproximadamente. Con los hierros se consigue un mejor control de la bola, en comparación con las maderas, y pueden utilizarse en situaciones difíciles (hierba alta, etc.).

Los palos híbridos (en inglés 'rescue', 'rescate') han hecho aparición a comienzos del siglo XXI. Suelen usarse para sustituir a un hierro o una madera. El material, la longitud de la varilla y la abertura de la cabeza son parecidos a los de los hierros correspondientes, pero son más voluminosos que estos y la forma se asemeja más a las de las maderas.

Finalmente se utiliza un palo denominado putter para empujar la bola mediante un golpe (putt) hacia el hoyo en el (green).

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