El emir Abderramán III proclamó, en 929, el Califato independiente de Córdoba y se declaró califa, es decir sucesor del profeta Mahoma.

Como símbolo de su poder, fundó la ciudad palaciega de Medina Azahara, a unos 8 Km de Córdoba, en Sierra Morena. El complejo ocupa una superficie de más de 1500 Ha distribuidas en tres terrazas que aprovechaban el desnivel del terreno: en la parte alta, la zona residencial del califa; en la central, la zona oficial y administrativa; en la zona baja, la ciudad propiamente dicha y la Mezquita Aljama. El salón Rico, con sus arcos de herradura califales, es la principal joya arquitectónica que se conserva del recinto.

Hay discrepancia respecto al origen del nombre; podría provenir del nombre de su esposa preferida, al-Zahrá, el cual significa "La Flor" quien le sugirió construir una ciudad que llevaría el nombre de "Ciudad de al-Zahrá", la "Ciudad de la Flor de Azahar". También podría hacer referencia a la resplandeciente ciudad.

La construcción, que comenzó en el 936, tardaría 40 años, alcanzando los tiempos de su hijo y sucesor en el califato, al-Hakam II. En el 945 se produce el traslado de la corte a esta ciudad, que en esos momentos cuenta con la Mezquita Aljama (941). Al erigir esta majestuosa ciudad el califa cordobés pretendía superar, a los califas orientales abasíes, y especialmente la famosa ciudad y corte de Samarra.

Fue destruida y saqueada en 1010, consecuencia de la guerra civil que acabó con el Califao de Córdoba.

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