La guerra Cristera o Cristiada fueron una serie de conflictos armados, ocurridos en México entre los años 1926 y 1929, en los que se enfrentaron el Estado mexicano y los católicos, debido a las duras prohibiciones y políticas impuestas a la iglesia.

En dicha guerra participaron los siguientes bandos:

Gobierno mexicano: compuesto por el ejército nacional mexicano y las milicias laicas, junto con el apoyo de Estados Unidos.

Ejército cristero: compuesto principalmente por campesinos que defendían la libertad de culto, protestantes y algunos miembros de la iglesia católica bajo el lema «¡viva Cristo rey!»

La guerra Cristera se desató cuando el gobierno mexicano de Plutarco Elías Calles puso en vigencia la ley Calles, en julio de 1926, la cual limitaba el culto religioso e imponía duras prohibiciones a la iglesia católica.

Ante la opresión que ejercían los gobiernos por suprimir el culto religioso, se formó una movilización civil que defendía el derecho a la libertad de culto, llamada “los cristeros”.

La Guerra Cristera, que se prolongó durante tres años, ocasionó unas 250.000 muertes, entre civiles y combatientes. También se generó una oleada de refugiados hacia EEUU que alcanzó la misma cifra, pero de ciudadanos no combatientes en su mayoría.

Llegó a su fin en 1929, tras la llegada al gobierno de Emilio Portes Gil en 1928, y el inicio de una serie de negociaciones, bajo la fuerte influencia de los EEUU y la Santa Sede.

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