La pitahaya es el fruto de un cactus, y como tal, muy resistente a las sequías.

Esta planta es un cactus suculento, rústico, de tallos largos triangulares, suele enredarse en los árboles próximos alimentándose de la humedad de sus cortezas y trepa a sus anchas por las ramas a ocho o diez metros del suelo sin penetrar un solo centímetro en tierra.

La flor de pitahaya, que es tubular, hermafrodita como la mayoría de las cactáceas, es tan bella como breve, pues sus finos y largos pétalos blancos o rosados se abren desde el cáliz, con una textura y fragancia especial de efectos sedantes, es muy efímera, parece deslumbrante por la mañana y a medida que empieza a sentir el calor del sol se deshidrata súbitamente. Se abre una sola vez en las horas nocturnas y su penetrante aroma atrae a numerosos insectos. Se autofecunda, pero también puede ser fecundada con el polen de otra flor, siendo los murciélagos los mejores polinizadores en su medio natural.

La formación del fruto dura de cuatro a ocho meses dependiendo de las temperaturas existentes. El fruto es de forma ovoide con 10 cm de largo por 6 cm de ancho y suele presentar desde su nacimiento un color verde que se torna amarillo o rojo según la variedad, ofreciendo una piel escamosa característica que le dio su nombre "pitahaya" que en haitiano quiere decir fruta escamosa.

Es una fruta deliciosa que contiene una pulpa suave, dulce y blanda.

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