La criobiología es la rama de la biología que estudia los efectos de baja temperaturas en seres vivos. En la práctica, es el estudio de material o sistemas biológicos a temperaturas más bajas que las normales.

Los materiales o sistemas estudiados pueden incluir proteínas, células, tejidos, órganos, u organismos completos. Las temperaturas pueden oscilar desde condiciones de hipotermia moderada hasta temperaturas criogénicas.

En la naturaleza encontramos organismos, desde bacterias a animales superiores, que toleran la congelación durante periodos prolongados.

Los humanos, de momento, no hemos alcanzado esta capacidad de forma natural, pero sí es posible mantener células y tejidos durante años en un frigorífico, como se hace con el plasma, el semen, los óvulos, las córneas o las células madre del cordón umbilical.

Ya en 2500 a. C. bajas temperaturas fueron usadas en la medicina egipcia. El uso del frío fue recomendado por Hipócrates para parar el sangrado y la inflamación. Con el surgimiento de las ciencias modernas, Robert Boyle estudio los efectos de las bajas temperaturas en animales.

Suspensión de células (como sangre y semen) y secciones delgadas de tejidos pueden algunas veces ser almacenadas casi indefinidamente a la temperatura del nitrógeno líquido (criopreservación).

Las de velocidad controlada y congelación lenta son técnicas establecidas que fueron pioneras en la década de los 70, con nacimientos a partir de embriones humanos congelados en 1984.

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