Iniquidad se refiere a la cualidad de inicuo, también podemos decir que es maldad, perversidad, abuso o injusticia, es decir.

La palabra proviene del latín iniquĭtas, iniquitātis, que se traduce como “cualidad de injusto” y sus sinónimos son injusticia, maldad, infamia o ignominia.

En Derecho, la iniquidad es el rigor desmedido en una ley, fallo o decisión.

A veces, por similitud fonética, iniquidad puede ser confundida con inequidad.

La Iniquidad en un sentido bíblico existe desde el principio y aparece por primera vez en relación al Ángel Caído en Ezequiel 28:16 “fuiste lleno de iniquidad y pecaste”.

La iniquidad es maldad, impiedad o culpa y su gravedad está por encima del pecado, por lo tanto es una ofensa contra Dios, la cual está fundada en el desconocimiento y rechazo de las leyes del Señor.

De hecho, si atendemos la versión en griego antiguo de la Biblia, notaremos que iniquidad ha sido traducida desde el término ἀνομία (anomía), que significa ‘desprecio por las leyes’, de lo cual se extrae que la iniquidad implica el irrespeto y la no sujeción a la autoridad de Dios o de la ley, derivando en otra posible acepción: anarquía.

En la iniquidad podemos reconocer el camino torcido o el desvío del camino correcto y, a pesar de su gravedad, Moisés, en el Antiguo Testamento, Éxodo 34:7 proclama al Señor como “el que guarda misericordia a millares, que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado y que de ningún modo tendrá por inocente al malvado”.

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