El pulque es una de las bebidas más emblemáticas y populares de México. Su consumo se remonta a ceremonias importantes de las civilizaciones prehispánicas. Se elabora a partir de la fermentación de la savia del maguey.

El maguey es una de las plantas más sagradas en México y tiene un lugar prominente en la mitología, rituales religiosos y en la industria.

El origen de la palabra pulque proviene del vocablo octli, de origen náhuatl, que significa “podrido” y que fue usado por los españoles como peyorativo.

Según la tradición religiosa azteca Mayáhuel, la diosa del maguey mixteca, y Patécat, el dios de la medicina y del peyote, "crearon juntos el pulque".

El consumo del pulque era considerado digno de los dioses y un símbolo ritual de carácter político y religioso. Su consumo estaba restringido a los sacerdotes, a la nobleza y a los ancianos.

Luego de la conquista, el pulque perdió su carácter de divino y se hizo una bebida ampliamente consumida; su producción se volvió de suma importancia para la economía colonial y para los primeros años del México independiente.

El pulque sigue siendo una bebida muy común y muy valorada en regiones rurales, por su alto grado de nutrientes, que incluso lo llevan a ser considerado un alimento en algunas regiones del país.

En la medicina tradicional mexicana se recomienda su consumo en casos de trastornos gastrointestinales, pérdida del apetito, debilidad y ciertos padecimientos renales.

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