Medina Azahara, fue una fastuosa y misteriosa ciudad que Abderramán III mandó construir a los pies de Sierra Morena, a ocho kilómetros de Córdoba capital, encierra, incluso en su nombre, historias legendarias. La tradición popular afirma que, autoproclamado Abderramán III califa en el 929 d.C., y tras ocho años de reinado, decidió edificar una ciudad palatina en honor a su favorita, Azahara.

Una renovada imagen del recién creado Califato Independiente de Occidente, fuerte y poderoso, uno de los mayores reinos medievales de Europa, se acepta como el origen más probable de la nueva Medina.

Las ruinas de la ciudad comenzaron a excavarse profesionalmente en 1911, siendo declaradas Bien de interés cultural en la categoría de Monumento desde el año 1923.

Se han excavado solo 10 de las 112 hectáreas de la ciudad, aunque esta zona incluye los grandes palacios. El Museo de Medina Azahara se inauguró en octubre de 2009 en presencia de la reina Sofía. El 1 de julio de 2018 fue declarado como Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.

Después de la caída del Califato que trajo su destrucción, el saqueo y desmantelamiento de la ciudad prosiguieron en siglos sucesivos, pues fue utilizada como cantera artificial para la construcción de otras edificaciones posteriores en la ciudad de Córdoba.

Cayó progresivamente en el olvido hasta que desapareció, en una fecha imprecisa.​ No fue solo arquitectura, sino que albergó, en sus momentos de mayor esplendor, una exquisita colección de arte.

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