El acoso laboral o el acoso moral en el trabajo, también conocido con el anglicismo «mobbing», es la situación en la que un trabajador o grupo de trabajadores realizan una serie de acciones violentas psicológicas de forma sistemática (al menos una vez a la semana) durante un tiempo determinado (más de seis meses), sobre una persona en el lugar de trabajo.

En la mayoría de los casos, tanto en el acoso escolar («bullying») como en el laboral, las estrategias que utilizan los acosadores son sutiles, más bien de índole psicológica, pues la intención es no dejar rastro o huella del acoso.

En ocasiones se añaden accidentes fortuitos y hasta agresiones físicas, en los casos más graves.

Lo que se pretende en último término con este hostigamiento, intimidación o perturbación (o normalmente la conjugación de todas ellas) es el abandono del trabajo por parte de la víctima o víctimas, la cual es considerada por sus agresores como una molestia o amenaza para sus intereses personales (necesidad de extorsión, ambición de poder, de riquezas, posición social, mantenimiento del statu quo, etc.).

Una situación de acoso muy prolongada en el tiempo, además de enfermedades o problemas psicológicos, puede desembocar, en situaciones extremas, en el suicidio de la víctima.

La incidencia poblacional del acoso laboral en 2003 se calculó que estaba en el 10-15 % del total de los trabajadores en activo.

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